sábado, 12 de abril de 2014

Gracias por tu Sangre!

Hoy Padre, quiero darte gracias por haber enviado a tu único y amado hijo a esta tierra, a este mundo contaminado, este mundo que hoy está perdido sin ti. Gracias porque nos amas tanto que sacrificaste lo más preciado que tenias para salvarnos. Gracias por mirarnos con ojos de misericordia y piedad, por no destruirnos sino creer que el plan que has destinado para nosotros se cumplirá.

Jesús, quiero darte gracias por haber aceptado morir de la manera más terrible solo por salvarnos y darnos vida en abundancias. Gracias porque aun sabiendo que eras el hijo de Dios y que con solo una palabra podías haber escapado de la crucifixión, no lo hiciste, sino que con humildad y sumisión, en medio de angustia y dolor, fuiste a la Cruz, no solo con dolor físico, sino dolor en tu alma y espíritu… pues cargaste con todo el peso del pecado de la humanidad, cargaste con todo el peso de la enfermedad, cargaste con todo el peso de la miseria y pobreza, cargaste con todo el peso de la depresión, malos sentimientos, malos deseos. Llevaste a la Cruz todo lo que hoy en día nuevamente separa a la humanidad de Dios. Pero hoy Jesús quiero decirte que tu sacrificio no fue en vano, porque gracias a tu sangre somos muchas las personas que conocemos y predicamos de tu fidelidad, tu amor, salvación. 

Por tu sangre fuimos redimidos, somos consagrados, tenemos identidad, sabemos porque estamos aquí,  somos sanos, prósperos, felices y tenemos el regalo más precioso… tu Espíritu Santo, quien nos guía y nos acompaña cada día!

Gracias Jesús porque era yo quien merecía morir, era yo quien debía pagar por todos mis pecados, pero tu inmenso amor y misericordia me salvaron de la ira y hoy no me queda más que agradecerte, no solo con mis palabras sino con mi vida, aquí estoy para servirte hasta el día  de tu venida y por la eternidad.

GRACIAS POR TU SANGRE…!


“Porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.” Juan 3:16-17


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